martes, 18 de octubre de 2011

Dame tu amor cuando menos lo merezco...

"Dame tu amor cuando menos lo merezco, porque es cuando más lo necesito". Creo que es un refrán chino. Cuando menos, es un refrán sabio.


Estamos acostumbrados a REACCIONAR ante la realidad continuamente. Si nos sonríen, devolvemos una sonrisa. Si no nos sonríen, nos mantenemos serios. Si nos tratan amablemente, solemos ser también amables. Es como si nos adaptásemos al entorno. Así nos llegan los "inputs", así reaccionamos. Es una forma bastante inconsciente de manejarse por la vida. Pero, ¿qué pasa con las relaciones?? ¿qué pasa cuando alguien nos trata "mal"? Especialmente si es alguien a quien queremos, nos genera sufrimiento. Dependiendo del momento evolutivo en el que estemos, podemos reaccionar de distintas maneras.
Podemos pensar: "¿qué he hecho mal?"
Podemos pensar: "yo no me merezco que me trates así"
Incluso podemos pensar: "ha encontrado a otra persona, me va a dejar".
Pero también podríamos pensar "¿qué te ocurre?, ¿te sientes mal?".


Si soy de los que piensan "¿qué he hecho mal?", bueno, la inseguridad debe ser la clave de mi vida. Y un poquito de orgullo también, ¿no crees? Pensar que no soy suficientemente buena, suficientemente amorosa, eficiente,... suficientemente perfecta, y encima, esa es la causa de los males del mundo... No, por ahí no debe estar la respuesta.
El malestar de uno mismo no suele ser "culpa" de nadie más que de uno mismo. No me siento mal porque alguien dice o deja de decir, o hace o deja de hacer. Me siento mal por cómo interpreto eso que está ocurriendo. O simplemente porque algo dentro de mi me hace sentir mal. Y de la misma manera, el otro se siente mal porque algo dentro de él le hace sentirse mal. Yo soy solo la excusa para que él se de cuenta. No somos tan importantes como para ser la causa de casi nada....


Esto lo aprendí mientras daba clases en la ESO (enseñanza secundaria obligatoria). Quienes trabajan o conviven habitualmente con adolescentes saben que estar con ellos es estar ante la vida en estado puro. Muchas veces en el aula ellos manifiestan sus disgustos, su propio dolor existencial, sus problemas (o los problemas de sus padres!)... Y el profesor, ahí delante, es el espectador que observa y le espeja ese malestar. Pero no es que el alumno "quiere destrozarme la clase" como piensan algunos compañeros del gremio. El alumno sólo está expresando que se siente mal, que necesita apoyo, comprensión...


Y eso mismo que ocurre en las aulas, ocurre en todas las edades, en esa gran aula que es la vida. Las personas sufren, y expresan ese dolor y ese vacío como pueden. Y a veces la excusa es otra persona que se le pone por delante y que le espeja algo que no quiere o no puede aceptar.
¿Y qué es lo que más necesita ese adolescente que tenemos en el aula y que expresa continuamente su malestar generando conflicto?? Lo que más necesita es amor. Es consuelo, es comprensión. No necesita alguien que le castigue, que le haga sentir culpable, que le retroalimente su agresividad (o su pasividad). Necesita alguien que no le juzgue, que le acepte, que le respete, que le valore, que le de su pequeño minuto de gloria para que pueda sentir, tal vez por primera vez, que es importante para alguien, que es válido, que puede hacer las cosas bien. (y también alguien que le ayude a darse cuenta de cuál está siendo su actitud....)


Por eso me gusta esta frase: La persona que se acerca y nos trata mal, la que nos hace la vida imposible, la que genera  conflicto en todas partes, la que nos "traiciona", es la persona que más necesita que la amemos. Porque si actúa así es porque está sufriendo. Y sólo el amor le va a permitir darse cuenta de su propio  dolor. Solo el amor la va a transformar y le va a permitir salir de ese bucle de dolor. Solo el amor puede ayudarle a sanarse


Así que cuando te sientas atacado, traicionado, herido... intenta enviar todo el amor que puedas a esa persona. No te identifiques con su rabia, con su violencia, no pienses que tiene nada que ver contigo. En realidad  es SU propio dolor. Y sólo el amor puede hacerle cambiar.


Y si no puedes soportar la situación (no se trata de convertirse en mártires, el amor al prójimo empieza por el amor y el respeto hacia uno mismo), aléjate, pero no dejes de enviarle tu amor....