jueves, 23 de diciembre de 2010

Navidad

De nuevo Navidad
Un círculo que se cierra, otro que se abre. La Navidad marca el comienzo del año "terrestre".El solsticio es el verdadero inicio de año, al menos para los que vivimos en las zonas del hemisferio Norte donde hay estaciones. Ya dejó de menguar el día, la Luz ha vencido a la oscuridad. Un eclipse se ha unido a la celebración de este año. Un año que se termina. Un pequeño instante para hacer balance. De lo hermoso y de lo doloroso, de lo acabado y de lo inconcluso... Y como un hilo invisible, algo une mi existencia a través de los días, de los meses, de los años. Algo hace que todo tenga sentido, coherencia... La Navidad es un buen momento para recordarlo. Porque ese "algo" es simplemente, el Amor. El Amor manifestado y el no-manifestado, el que se convierte en gesto y el que se mantiene en el silencio como una oración. El Amor que todo lo conecta (que a todos nos conecta), que todo lo une, que hace que nuestros átomos no se desintegren y retornen a la materia primigenia de la que todo se hizo.
La Navidad me recuerda la niña que tengo dentro, la niña que aún soy. La inocencia, la pureza, la bondad, la alegría sin motivo, la esperanza, la ilusión, los sueños, los proyectos, el futuro por crear y el eterno presente, el juego, el aprendizaje continuo, la risa,...
La Navidad me da la oportunidad de estar más tiempo con mi familia. Y es que al final, la familia es lo que nos queda siempre. Nos elegimos aunque no lo recordemos. Y estamos siempre ahí, sin necesidad de quedar bien, ni de aparentar, con una fidelidad por encima de toda prueba. Con una entrega más allá del sentido común. Con un amor que trasciende el propio transcurrir del tiempo.
La Navidad me da también la oportunidad de volverle a recordar a las personas que quiero, que las quiero. De enviar mensajes que hablan de amor, de alegría, de prosperidad, de sueños por realizar... Es como una "hipnosis colectiva" en la que de pronto dejamos de quejarnos y nos dejamos llevar por la alegría de los villancicos y las panderetas, por los dulces de la comida y el placer de comer juntos...
Pero la Navidad es sobre todo, el tiempo de re-conectarme con mi propia Esencia, con la fuente de amor, de belleza, de gozo, de esperanza, de paz... y esa Fuente está solo en mi interior, solo en el silencio de mi mente...
Os deseo a todos una hermosa Navidad, en la que podamos recordar a nuestro niño interior, y jugar, y amar y disfrutar de nuestras familias. Y sobre todo, una Navidad en la que podamos experimentar ese gozo profundo que sólo viene del interior, del propio corazón, de ese lugar donde Tu y yo somos uno....
¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

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