Viajo. Vuelvo (por fin) a mi amada Colombia, a mi Cali bella.
Allí donde re-conocí a mi familia de alma. Allí donde encontré lo que tanto tiempo llevaba buscando. El camino de vuelta a casa. El regreso al corazón. El regreso a mi propia verdad.
Al lugar donde aprendí a ver el alma que habita cada cuerpo que me encuentro. Al lugar donde aprendí la gratuidad, el amor incondicional.
Han pasado 4 años desde que salí de allí, llena de lágrimas en los ojos pero con el corazón rebosante de paz, con una vida por reinventar. La vida ha sido muy generosa conmigo en este tiempo. Generosa en aprendizajes, generosa en perdón, generosa en sonrisas y en lágrimas, generosa en amor y en desapego, en estirones que jironean el alma... generosa en fin, en VIDA.
Vuelvo, pronto, a pisar de nuevo "el Nuevo Mundo", a reencontrarme con lo que fui y con lo que soy.
Con todo lo que aprendí y con lo que he cambiado.
A reencontrarme con la dulzura, la ternura, la calidez, la belleza.
A descansar mi alma un poquito después de tanta lucha.
Vuelvo como quien sale del agua y toma aliento para volver a sumergirse en el océano.
Vuelvo sin expectativas, con el único anhelo de estar allí, entre tanta gente amada, entre tanta naturaleza exhuberante, entre tanta belleza.
10 días, solo 10 días, suficiente para sanar mi alma.
Suficiente para seguir recordando quién soy.
Yo que te conocí en tu paso por Cali, sé que tenías que venir. Lo digo desde mí, nunca antes me inspiró alguien con su ejemplo y su mirada. A pasos chuecos he ido reconstruyendo mi vida con fé en Dios, y gracias a tí que me mostraste una ventana que no conocía. Siempre estarás en mi corazón.
ResponderEliminarAna María