lunes, 25 de octubre de 2010

Sat Nam Rasayan

Sat Nam Rasayan significa en sánscrito "relajación profunda en el nombre divino" o "curación a través del nombre".
Es una técnica terapéutica en la que se aprende a curar a través de la meditación. Lo primero que quiero resaltar es que es una técnica. Es decir, algo que se puede aprender, algo que tiene una secuencia de pasos que permiten alcanzar el objetivo deseado. No es un "me viene que te pasa que"... Es algo muy profundo. El terapeuta entra en un estado meditativo profundo en el que se convierte en un "mandala del universo". Y como en todo mandala que representa algo, al cambiar algo en el mandala, cambia en el universo.
Entramos en un estado de silencio interior, un estado de expansión de la conciencia en el que recuperamos el sentido de unidad con todo lo que nos rodea, especialmente, de unidad con la persona que viene a ser tratada. Como explica la física cuántica, la realidad se describe en términos de relaciones, de interacciones, no es posible separar una partícula del entorno con el que está interactuando (incluido el observardor). De este modo, no es posible separar al terapeuta del paciente, ni separarlos de la relación que se establece entre ellos, de la interacción que surge. El terapeuta abre un espacio de meditación y silencio. Se vacía de sí mismo y se convierte en el receptáculo de la interacción. Como un estanque en perfecta calma refleja sin alterar la imagen de la luna, su mente refleja sin alterar la realidad que forman juntos. Y ese silencio vacío y resonante, cuna de la perfecta aceptación, cuna de la compasión, permite que aparezcan los aspectos a curar, y permite que éstos sean aceptados y sanados. No hay magia en ello, no hay psiquismo, no hay poder mental, hay conciencia. El terapeuta expande su conciencia, mantiene la experiencia, la que es real, sin construcciones simbólicas ni fantasías; sin ni siquiera importar la "traducción" a términos de diagnóstico. Simplemente permite que se diluyan las resistencias que nos impiden ser libres.
Es una hermosa experiencia, como paciente y como terapeuta. Una técnica que no sólo nos permite tener más recursos a la hora de poder ayudar a quien lo necesita, sino que también nos ayuda a crecer a todos los niveles.

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